Cuando hay silencio en tu mente puedes indagar en ti misma a través de la observación y esto automáticamente hace aparecer más presencia en tu vida.
Cuando eres capaz de observar tu mente, dejas de estar atrapada en ella.
Esto ocurre porque aparece ante ti una deliciosa presencia observadora que en verdad es más quien eres tú, una energía, una conciencia que te ama y que te ve con compasión y desea lo mejor para tí.